El pasado martes, fui elegida para ocupar la Vicepresidencia del Senado, acompañando en la mesa al actual Presidente, Patricio Walker, con quien trabajamos por años en nuestra región de Coquimbo.
 Es una tarea no exenta de problemas. Vivimos momentos difíciles. La política y los políticos son severamente cuestionados. La desconfianza ciudadana crece. Es un fenómeno nacional, pero también global. Países vecinos y también Europa enfrentan procesos similares. Lo anterior va de la mano de un cierto ambiente pesimista en el ámbito económico.
 El desafío es, por tanto, grande. Espero contribuir, desde este rol a asumir estos obstáculos. En primer término, contribuyendo a que la ciudadanía comprenda mejor la función parlamentaria. Asimismo, es imperativo avanzar en la agenda de probidad y transparencia que ha impulsado el Gobierno, a partir de las recomendaciones de la Comisión Engel.
 En segundo lugar, hay un desafío de recuperar el dinamismo de la economía. El Senado es un lugar privilegiado para la búsqueda de acuerdos. En nuestra visión, ello debe ser sin afectar las reformas en curso y que son imprescindibles para superar la desigualdad.
 Sin embargo, creo que lo más motivante de esta responsabilidad es la tribuna que brinda, aún por unos meses; por una parte, para seguir avanzando en la igualdad de oportunidades, especialmente para las mujeres. Por otro lado, es la oportunidad de mostrar ante el país la urgencia y gravedad de la sequía que agobia a nuestra región.
Estamos ante una crisis grave. Hay pérdida de miles de empleos. Siembras y ganado mueren. Miles de hombres y mujeres son abastecidos hoy – ahora- por camiones aljibes. Las comunidades no disponen de agua para sus necesidades más elementales de bebida e higiene. Nuestro norte no puede esperar más. Espero que este espacio sirva para hacer presente al país esta urgencia.
X